miércoles, 29 de julio de 2015

Destino: Santa Marta


Hace más o menos un año este fue mi plan, siento nostalgia porque fue un viaje increíble por muchas razones, me aventuré por primera vez a viajar sola, con el miedo normal de la primera vez y teniendo muchísimas expectativas.  No lo planeé, lo decidí justo después de haber compartido con un samario que visitaba la sucursal del cielo pocos meses atrás. Fue muy agradable tenerlo como visitante y escucharlo hablar de su tierra, así que, me antojé. Inicialmente iba a viajar con un amigo que también le interesaba pasar vacaciones en la costa, pero al final no pudo, y con reservas hechas quién se arrepentía, no?

El plan y la dicha la quise tener por ocho días, tenía asegurado los tiquetes y el hospedaje, lo demás era más plan mochilero que plan todo incluido y fue lo que más disfruté, conocí gente y esa gente me presentó más gente, todos super amables y carismáticos.  

Cuando llegué a Santa Marta, fui directo al hostal donde tenía la reserva, llamado Playa del Ritmo, queda a la brevedad del mar y es hermosa la zona que lo rodea, está en medio de la calma y geográficamente se encuentra en la playa de Pozos Colorados, en medio del aeropuerto y el centro histórico de Santa Marta.  El personal fue muy amable, cero inconvenientes, tenía un ambiente muy confortante y un bar bastante acogedor. Mi estadía fue en una habitación múltiple donde tuve la oportunidad de ver la dinámica del turismo mochilero y de conocer tanto extranjeros como Colombianos provenientes de Cali y Bogotá.  Una vez instalada, empecé mi Tour tal y como se me presentaron las oportunidades.




Empecé a amenizar con el espacio y mi realidad de "estoy en vacaciones en un lugar elegido por mí, donde soy libre de hacer y conocer lo que quiera", es una buena forma de marcar la buena vibra antes de emprender un nuevo proyecto o, en este caso, una aventura.  Salí a conocer los alrededores, buscando la zona de turismo, guías y centros comerciales o minimarkets donde pudiera abastecerme de alimentos.  La conexión la hice a través de transporte público, ningún inconveniente, encontré varios restaurantes, hostales, hoteles, supermercados, centros comerciales y la zona de turismo donde puedes averiguar los horarios y costos de los planes disponibles para conocer los sitios turísticos y las playas cristalinas.

ACUARIO Y PLAYA BLANCA


Es un escenario hermoso, se puede disfrutar de un relato magnífico contado por jóvenes que se preparan para ser guías turísticos. Su objetivo es transmitir sus conocimientos acerca de los animales marinos y sus hábitats, la forma como los cuidan y la manera como todos podemos ayudar a mantener limpias las regiones coralinas y demás espacios donde habitan una gran variedad de especies. 



En el acuario tendrán oportunidad de ver el show de delfines y de nadar con ellos si lo desean.  Es una experiencia única, es hermoso ver tanta maravilla junta y comprender que cada uno de nosotros es un punto más en este planeta.


La siguiente parada fue playa blanca, créanme, el paisaje en vivo es aún más hermoso que el que se puede apreciar en la foto.  Aunque son zonas no habitadas, las personas que viven del turismo han organizado cabañas-restaurantes donde reciben a los turistas para que disfrutemos de manjares deliciosos típicos de la región. La estadía en el lugar depende de los horarios establecidos por los guías dado que éstos oscilan según las condiciones del mar.  Nada mejor que disfrutar sobre una hamaca o sobre la arena, la brisa y el sonido de las olas. En medio de todo, tuve el placer de conocer a dos mujeres, madre e hija, que me brindaron su amistad y compañía en ese paraíso.  Que increíble, fue ese día, compartir anécdotas y momentos divertidos en medio de tanta belleza... en esos momentos es que una se pregunta: ¿Y por miedo, esto era lo que ibas a dejar pasar?

De regreso al hostal, cansada de todo lo hecho en el día pero muy complacida por la experiencia, decidí unirme a los admiradores de uno de los atardeceres más increíbles que haya podido ver, no se imaginan el contraste de colores cálidos que se puede apreciar cuando el sol cae. 


TAGANGA


Antes de llegar a Taganga, pueblo de pescadores, hicimos dos paradas para apreciar mejor la panorámica, una de ellas es un mirador donde hay comerciantes que ofrecen gran variedad de artesanías, que se pueden comprar como souvenirs.  Es hermosa la vista.


Y la segunda parada fue en un lugar llamado "Mar de las 7 olas", realmente mágico, da algo de impresión porque las olas son algo imponentes, de ahí su otro nombre "Playa brava", no es apto para bañar pero es un lugar perfecto para admirar el oleaje y la belleza natural.


Atardecer en Taganga, realmente impresionante, a lo largo y ancho se pueden ver grupos de personas realizando diferentes actividades, juegos de playa, charlas de amigos, nadar hasta la boya o simplemente ver el panorama. Taganga tiene hostales y restaurantes, y parte de su atractivo también incluye la vida nocturna: rumba hasta el amanecer!

Hubo lugares que pude descubrir a través de personas que conocían la región, nada de guías, sólo se dió:

Comida de mar = manjar de los dioses... me en-can-ta.



Esta fue la cazuela de mariscos que pude disfrutar, gracias a un amigo que conocí en el hostal y conocedor de la región, en un restaurante muy acogedor llamado "El Muelle", no se imaginan la vista y la sensación de paz que se vive en ese lugar.  Sus anfitriones, una pareja super querida, te harán sentir como en casa. Aquí sale a relucir mi frase: "Definitivamente, lo que a Cali le falta es playa".


Otros lugares, los recorrí con otro viajero caleño, muy amable, que se hospedaba en el hostal:


Este es el muelle turístico ubicado en el centro histórico de Santa Marta, ahí podrán encontrar restaurantes, plazas y centros comerciales como parte del paisaje urbano de la región.  

Finalizando el recorrido de ocho días, le tocó el turno al Parque Tayrona, inicialmente iba a viajar con unos chicos provenientes de Argentina, quienes estaban haciendo un recorrido terrestre el cual iban documentando en una página como parte de la aventura, y una nena de Bogotá que también decidió aventurarse sola al igual que yo.  Pero terminé yendo por mi propia cuenta, tal como lo había hecho con los otros tours.  



 Antes de ingresar al parque te dan una charla donde te explican que el Parque tiene dos zonas, una árida y la otra húmeda. En este viaje sólo alcancé a conocer la parte árida.  Cero despreciable lo que mis ojos pudieron disfrutar y la gran experiencia en el lugar, un espectáculo.

También te explican que hay sectores peligrosos por el oleaje, su ubicación y la distribución de los corales.





Terminé enamorada de Santa Marta y con la promesa de regresar a conocer la zona húmeda del Parque Tayrona, Palomino y la Minca... también un lugar llamado MAMANCANA.

Esta es la entrada de hoy. Parte del placer de disfrutar la vida es poder compartir experiencias con los demás, no para que envidien sino para que se antojen y se arriesguen a perder los miedos. Gracias por leerme y por dejar sus comentarios.

3 comentarios:

  1. Hola mi que mi querida Kelly, gracias por compartir tú diario-blog, excelente presentación, magnífica redacción y buena fotografía, espero seguir disfrutando de tus
    Vivencias.

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    1. Así será Martha, gracias por leer una de tantas que tendré!! Beso y abrazo.

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  2. Hola mi que mi querida Kelly, gracias por compartir tú diario-blog, excelente presentación, magnífica redacción y buena fotografía, espero seguir disfrutando de tus
    Vivencias.

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