Esta es la situación, durante tu habitual jornada laboral o de estudiante, la vida se mueve al compás de un reloj, tienes hora de desayuno (6 am), un break a media mañana (9 am), la hora del almuerzo (12 m), un break a media tarde (3 pm) y la hora de la comida (6 pm) hasta ahí todo está claro, organizado y bonito... pero luego llegan las vacaciones y tu nuevo estado es así ↓
Te levantas tipo 10 am, si tienes suerte y tu despertador interno no te levanta antes: 7 am y ya tienes las órbitas abiertas (-_-) ¿no te pasa?... justo cuando ya NO necesitas ni quieres madrugar!
Luego rápidamente, organizas tus ideas, te ubicas en tiempo, espacio y persona, giras un buen rato en la cama hasta que decides entrar en acción: ¿Qué habrá para desayunar? y allí inicia la maratónica dieta vacacional. ¿Has contado cuántas veces al día abres la nevera? A pesar de saber qué hay y qué no hay en ella, siempre guardas la esperanza de que cuando la abras aparezca un genio que pueda cumplir tu más preciado antojo... ¡pero NO sucede!
Esa tentación es constante, no hay distracción que valga, en mi caso es otro hábito que debo anexar a la lista ¡pero se acabó! He decidido alterar un poco la dinámica para engañar a mi mente, para evitar la ansiedad que da en esta época de desocupe e ideé un plan B, son estrategias que me funcionan a mí y las compartiré aquí y ahora ↓
1. Cepillarse los dientes después de comer.
Tener la sensación de frescura en la boca distrae y facilita la difícil tarea de controlar la ansiedad de comer porque no hay sabor a comida en tu boca, tus papilas gustativas están limpias y libres de tentación.
2. Diferenciar si es hambre o ansiedad
Como verán, tengo horarios pre-establecidos para comer cada tres horas: tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y dos meriendas (media mañana y media tarde), de esta manera le facilito a mi cuerpo la asimilación de los alimentos al acelerar mi metabolismo. Teniendo claro esto, y sabiendo que tengo cubiertas mis horas de alimentación, el resto es sólo ansiedad, así que busco en qué distraerme. Algunos lo llamarán castigo otros lo llamarán reto, pues bien, cada vez que detecto ansiedad elijo:
a. Una actividad que me distraiga hasta mi próxima comida (actividades como crear una playlist, terminar tareas pendientes, jugar con mi gato, organizar mi agenda, escribir en mi blog, entre otras)
b. Reto 5.1.5: cinco ejercicios, repetir cada uno durante un minuto, cinco veces (más adelante les daré un ejemplo)
c. Leer. Para algunos es poco atractiva esta opción pero es porque no han encontrado su género literario y/o no han creado el hábito (recomendaré algunos libros más adelante para que lo intenten)
3. Probar mi MasterChef interior
Conocen los jugos detox, esta es una fiebre adquirida ahora que tengo más tiempo de explorar en internet y he encontrado tres que me encantaron DE-LI-CIO-SOS ↓
Luego rápidamente, organizas tus ideas, te ubicas en tiempo, espacio y persona, giras un buen rato en la cama hasta que decides entrar en acción: ¿Qué habrá para desayunar? y allí inicia la maratónica dieta vacacional. ¿Has contado cuántas veces al día abres la nevera? A pesar de saber qué hay y qué no hay en ella, siempre guardas la esperanza de que cuando la abras aparezca un genio que pueda cumplir tu más preciado antojo... ¡pero NO sucede!
Esa tentación es constante, no hay distracción que valga, en mi caso es otro hábito que debo anexar a la lista ¡pero se acabó! He decidido alterar un poco la dinámica para engañar a mi mente, para evitar la ansiedad que da en esta época de desocupe e ideé un plan B, son estrategias que me funcionan a mí y las compartiré aquí y ahora ↓
1. Cepillarse los dientes después de comer.
Tener la sensación de frescura en la boca distrae y facilita la difícil tarea de controlar la ansiedad de comer porque no hay sabor a comida en tu boca, tus papilas gustativas están limpias y libres de tentación.
2. Diferenciar si es hambre o ansiedad
Como verán, tengo horarios pre-establecidos para comer cada tres horas: tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y dos meriendas (media mañana y media tarde), de esta manera le facilito a mi cuerpo la asimilación de los alimentos al acelerar mi metabolismo. Teniendo claro esto, y sabiendo que tengo cubiertas mis horas de alimentación, el resto es sólo ansiedad, así que busco en qué distraerme. Algunos lo llamarán castigo otros lo llamarán reto, pues bien, cada vez que detecto ansiedad elijo:
a. Una actividad que me distraiga hasta mi próxima comida (actividades como crear una playlist, terminar tareas pendientes, jugar con mi gato, organizar mi agenda, escribir en mi blog, entre otras)
b. Reto 5.1.5: cinco ejercicios, repetir cada uno durante un minuto, cinco veces (más adelante les daré un ejemplo)
c. Leer. Para algunos es poco atractiva esta opción pero es porque no han encontrado su género literario y/o no han creado el hábito (recomendaré algunos libros más adelante para que lo intenten)
3. Probar mi MasterChef interior
Conocen los jugos detox, esta es una fiebre adquirida ahora que tengo más tiempo de explorar en internet y he encontrado tres que me encantaron DE-LI-CIO-SOS ↓
MÁS ADELANTE ESCRIBIRÉ ACERCA DE MI EXPERIENCIA CON LOS JUGOS DETOX, QUE A PARTE DE BENEFICIOSOS SON DELI.
Esta es la entrada de hoy, expresarme es mejor que no hacerlo, bendito blog. Gracias por leerme y por dejar sus comentarios.
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